La dama del camafeo
VICTORIA, princesa heredera de Suecia, aviva el interés por este accesorio antiguo
La princesa Victoria lució para su
boda la Tiara de Camafeos con la que se casó su madre, la reina
Silvia, y que fue regalo de Napoleón Bonaparte a su esposa Josefina. (EFE)
Por Efe
M adrid- Victoria de Suecia “ha revitalizado el uso del
camafeo entre las mujeres jóvenes”, asegura Consuelo Sierra, quien se
especializa en joyería antigua, gemología y diamantes.
Cuando hace dos años, la heredera al trono sueco eligió lucir el día de su enlace la Tiara de Camafeos con la que se casó su madre, la reina Silvia, y que fue regalo de Napoleón Bonaparte a su esposa Josefina, no imaginaba que iba a hacer resurgir una tendencia de siglos pasados.
Sin embargo, Consuelo Sierra destaca que ha sido su imagen la que ha servido para que las nuevas generaciones hagan un hueco a este clásico del joyero femenino.
Pendientes, broches y colgantes de este particular diseño, con imágenes o paisajes se agolpan en diferentes estilos en la joyería de Sierra.
Según explica la experta, “el gusto de los actuales compradores de joyas se dirige hacia una “pieza singular, única y a buen precio, que se distinga de la oferta que hay en la calle”.
Sierra acusa de falta de imaginación “y creatividad” a la joyería moderna.
“Se vive de la marca. De una pieza que sea identificable a lo lejos para entrar en un estatus reconocible”.
Cuando hace dos años, la heredera al trono sueco eligió lucir el día de su enlace la Tiara de Camafeos con la que se casó su madre, la reina Silvia, y que fue regalo de Napoleón Bonaparte a su esposa Josefina, no imaginaba que iba a hacer resurgir una tendencia de siglos pasados.
Sin embargo, Consuelo Sierra destaca que ha sido su imagen la que ha servido para que las nuevas generaciones hagan un hueco a este clásico del joyero femenino.
Pendientes, broches y colgantes de este particular diseño, con imágenes o paisajes se agolpan en diferentes estilos en la joyería de Sierra.
Según explica la experta, “el gusto de los actuales compradores de joyas se dirige hacia una “pieza singular, única y a buen precio, que se distinga de la oferta que hay en la calle”.
Sierra acusa de falta de imaginación “y creatividad” a la joyería moderna.
“Se vive de la marca. De una pieza que sea identificable a lo lejos para entrar en un estatus reconocible”.
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